Sí, el agua suele estar bastante fría, pero la belleza de las playas del Algarve es tan impresionante que compensa cualquier cambio de temperatura que experimente el cuerpo del bañista. Es por esto que estas playas aparecen constantemente en las listas de las más hermosas no solo de Europa, sino del mundo. Con más de un centenar de opciones, ofrecen no solo la oportunidad de disfrutar de un inolvidable chapuzón, sino también de chiringuitos encantadores, espectaculares acantilados, una deliciosa gastronomía y pintorescos pueblos costeros.
1. **Praia dos Pescadores**
Ubicada en el área central de una extensa playa que se extiende por Albufeira, atrae a turistas durante todas las estaciones. Sus olas son ideales para los surfistas, y su proximidad a la ciudad la hace particularmente atractiva, permitiendo disfrutar de la deliciosa gastronomía local en las tabernas decoradas con azulejos entre baños. En su extremo este, coloridos barcos de pesca añaden un toque especial apreciado por fotógrafos.
2. **Praia de Dona Ana**
Al sur de Lagos, entre los impresionantes acantilados de caliza de cabo Ponta da Piedade, esta playa está resguardada por peñascos que crean un paisaje espectacular. Las rocas calman la marea, convirtiéndola en un lugar perfecto para el buceo y la observación de la abundante fauna marina.
3. **Praia de Albandeira**
Dos calas pequeñas se conectan a través de una grieta entre las rocas, creando un paisaje especial con un arco al final de un acantilado típico del Algarve. Una enorme cueva, descrita como una mandíbula gigante que se abre sobre la arena, ofrece oportunidades para buceadores y excursionistas entre pinos y eucaliptos.
4. **Praia de Benagil**
Benagil es un pequeño pueblo pesquero con una playa homónima y la asombrosa cueva Agar de Benagil, también conocida como La Catedral, destacando por su gran claraboya natural. El acceso a esta maravilla natural es solo por mar, a través de cortas excursiones en barco que ofrecen múltiples salidas durante el día.
5. **Praia do Camilo**
Doscientos escalones conducen a los visitantes a una cala perfecta: un pequeño arenal dorado con aguas turquesas a menos de dos kilómetros al sur de Lagos. Su geografía crea un anfiteatro natural que asegura la ausencia de viento, convirtiendo esta playa en un rincón ideal para relajarse con un buen libro y tomar el sol sin preocupaciones. Además, en verano, se puede acceder a la cercana Praia da Boneca siguiendo un pequeño camino cuando baja la marea.